Don Mariano Domínguez Berrueta, amante como pocos de las tradiciones, el folclore y la catedral de este reino que ya por entonces había comenzado a ser menguante, había defendido siempre, en todos sus escritos, el carácter ingenuo, noble y limpio de la gente que por aquí vivía en profunda comunión con una naturaleza sin malicia.
Y se propuso demostrarlo recogiendo coplas y canciones para editarlas, en su día, en un libro al que llamaría seguramente "Del Cancionero Leonés".
Y después de 1325 coplas que probaban la hipótesis hasta entonces defendida, se topó con aquella que no sabía, a ciencia cierta, si recoger o rechazar:
Tengo un mandilín en casa
con un lagarto pintado,
cuando en el baile te arrimas
el lagarto mueve el rabo.
No por él, os lo aseguro; pero Don Filemón, en estas cosas, resultaba muy mirado y repugnante.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario